Artículo número 4 del programa dedicado a ayudar a los cuidadores de pacientes de Alzheimer. En este artículo, trataremos la cuestión de qué tipos de ayuda podemos recibir para poder realizar la labor de cuidador de una forma adecuada, tanto para la persona cuidadora como para la persona enferma de Alzheimer.
La ayuda expuesta en estas líneas está basada en el sistema sanitario y social de España. Cada país tendrá una serie de recursos, que no tienen necesariamente porqué coincidir con los del estado español.
Vamos a comenzar con los recursos socio-sanitarios disponibles, es decir, aquellos que se ponen a nuestro alcance a través de las instituciones sanitarias.
La primera ayuda la deberemos recibir siempre de parte del sistema de atención primaria de salud, es decir, de nuestro médico de atención primaria (o tradicionalmente llamado médico de cabecera), coordinado con el personal de enfermería. Este personal va a encargarse de realizar una primera valoración del estado de salud del paciente de Alzheimer, pudiendo derivar a la atención especializada si así lo estima oportuno.
El diagnóstico preciso de la enfermedad de Alzheimer lo suele realizar el personal médico especialista en Neurología, pues es el que tiene las competencias y medios de diagnóstico necesarios para ello. Este personal de neurología es el que suele implantar el tratamiento farmacológico en estos enfermos, indicando el medicamento y la dosis más adecuada al estado del paciente.
Puede ocurrir que nuestro familiar necesite la atención del personal especializado en Psiquiatría. Estos casos suelen deberse a la aparición de conductas agresivas, violentas, depresivas o psicóticas, normalmente inusuales en esa persona, pero que salen a relucir junto con la enfermedad de Alzheimer.
O en algunos casos puede recurrirse al médico especialista en geriatría, que valorará a nuestro familiar desde un punto de vista integral dentro de su estado debido a la edad avanzada, teniendo en cuenta todas las enfermedades que puedan aparecer debido a la edad del paciente.
El personal de atención primaria se suele encargar también de renovar los tratamientos que instaure el personal especialista de cada materia, como puede ser la prescripción de medicación, absorbentes para la incontinencia, suplementos o complementos de la nutrición, cuidado de heridas derivadas de la situación del paciente, etcétera.
Fuera de la atención sanitaria, podemos recurrir al sistema de recursos sociales disponibles, a través de las dependencias de Asistencia Social, atendidas normalmente por los ayuntamientos, y que van a gestionar las ayudas que se emitan tanto a nivel municipal, provincial, regional o nacional. Estas ayudas pueden ser de varios tipos, centradas en lograr que nuestro familiar esté atendido lo mejor posible, como por ejemplo ayudas directas a familias para atender el sobregasto de la atención al enfermo de alzheimer, personal de atención de ayuda a domicilio, ingreso en centros de día, o incluso ingreso en residencias geriátricas.
Y por último, podemos pedir ayuda a las asociaciones de enfermos de Alzheimer, que realizan una labor muy especializada en este tipo de enfermos, y que en España están agrupadas en la organización llamada CEAFA, Confederación Española de Familiares de Enfermos de Alzheimer y otras demencias. Coordinan ayuda en forma de asistencia de psicología, fisioterapia, terapia ocupacional, etc, y tienen delegaciones en todas las provincias de España.
Si tenemos en nuestra familia algún miembro diagnosticado de enfermedad de Alzheimer, debemos iniciar un proceso activo de solicitud de ayuda. Será lo mejor para todos, enfermos y cuidadores, pues esta ayuda será de mucha importancia para poder atender a nuestro familiar de la mejor manera posible. No despreciemos ninguna ayuda. Toda ayuda va a ser poca en este camino. Pues este camino suele ser prolongado y de gran dureza. Debemos ser conscientes de esto y no querer realizar toda la tarea nosotros sólos. Esta actitud suele llevar al síndrome del cuidador quemado, que trataremos en un artículo posteriores de esta serie de artículos.
En resúmen, la ayuda necesaria para atender a un enfermo de alzheimer puede venir de los recursos sanitarios (personal de atención primaria, y personal de las especialidades de Neurología, Psiquiatría y Geriatría), de los recursos sociales gestionados por el personal de Asistencia Social, y de los recursos proporcionados por las asociaciones de pacientes. Cada recurso nos servirá para lograr paliar una necesidad del enfermo de alzheimer, para conseguir que su estado de salud y de atención sean los más adecuados.
Finalizamos con una frase motivadora al respecto, enunciada por Diana Friel, una de las principales impulsoras de los movimientos asociativos de pacientes de Alzheimer, y que dice lo siguiente: “Pide una mano que te estreche la tuya, un corazón que le cuide y una mente que piense por él cuando él no pueda hacerlo: alguien que le proteja en su viaje a través de los peligrosos recodos y curvas del laberinto”.